sábado, abril 22, 2006

Casa Berta

Que injusta es la vida.

El otro día fui a visitar a mi colega Felipe el cual comparte mi afición por los cachopos (aunque el siempre encuentra el momento ideal para restregarme que él ya lleva muchos años en esto de comer cachopos y que si tal cachopo fue el mejor de la historia…etc.) y me fijé que tenia en el salón unos “taburetes” que tenían en su base un par de altavoces y unas conexiones que llegaban a la cadena de música, le pregunté.

-¿y eso?

-Pues nada, el otro día que eché una primitiva y me tocaron 1000 euros, así que aproveché y me los compré, ¿te gustan?

Y yo que siempre suelto lo que siento sin cortarme un pelo en este caso me moderé y cambie de tema.

-Pues parece que va a llover…

Llevo mas de cuatro años jugando en una peña a la primitiva y no recuerdo cuando nos toco algún premio importante, creo que nunca, y este tío va echa una primitiva y le tocan 1000 euros.

Que injusta es la vida.

Santiago Segura me advirtió de que un sms había llegado al móvil, saque el dichoso aparato y ahí estaba, un mensaje de Berta invitándome a cenar el viernes. Todos los que me conocen saben que nunca rechazo una invitación para cenar, y para otras cosas tampoco, así que respondí con un me encantará acudir al ágape.

Posiblemente Felipe lleve mas de cuatro anos comiendo cachopos con sus colegas, y probablemente tenga una peña dedicada a eso, pero lo que estoy seguro es de que jamás tomó un cachopo como el de casa Berta. Que injusta es la vida, ¿verdad Felipe?

El caso es que la cena estaba debida al regreso de Berta de su patria Charra, en la cual se había encontrado con nuestra amiga lusa, Marta. Así que regreso cargada de viandas que nos gustan especialmente a Chela y a mí y no dudó en compartirlas invitándome a la susodicha cena.

Llegué puntual como siempre y me encontré a Berta en la calle paseando a Ye-ho, subimos juntos y nos recibió Chef-Chela, con su mandil folclórico habitual, después del saludo típico me indicó el salón donde cenaríamos, no me había sentado cuando una de las viandas apareció ante mi, pero de esto no trata mi blog así que tendréis que visitar el de Chela que me ha prometido comentar esta parte importantísima de la velada.

Mi blog trata de cachopos, y también suelo hablar de entrantes y todo lo que gastronómicamente lo rodea, aunque alguna vez me desvíe del tema. De primero una tortilla, diré sobre la tortilla que es mi comida favorita junto con el cachopo, las fabas etc… Es que tengo un saque…

-Te dije que echaras mas sal, que siempre te queda sosa

-Ya lo se Berta, ye mi defecto, pero que le voy faer

-Ñam

-¿Quieres un poco de sal Javi?

-Ñam, ein? No, está bien, gracias, Ñam, voy a echarme otro trozo.

Y de repente se retiro la tortilla y llegaron, palabras mayores, el CACHOPO.


Yo no se cocinar, tampoco lo he intentado (a ver si resulta que soy un genio de la cocina y aún no lo sé), pero Chela si y este día lo demostró, la carne tierna (y de calidad, se molesto en que fuera así) el queso fundido mmmMMMmmm pero no grasiento como he visto en algún sitio, y el jamón serrano, dudo que de pata negra pero tampoco lo pregunté, lo acompañaban unos guisantes con pimiento picado y champiñones que le daba ese toque de distinción arrebatado por las patatas que estaban un poco pasadas.

En fin, el cachopo cojonudo, la bebida cojonuda (era cerveza), la compañía cojonuda y en el fondo el recuerdo de nuestra amiga Marta que va a ser madre por primera vez, felicidades Marta.



Lugar: Casa Berta

Puntuación: No a lugar, si quereis probarlo hay que dorarle la
pildora tanto a Berta como a Chela, pero deciros que impresionante. ¿Cuando otra invitación?




Postdata o Postpost: Chela, por mucho que lo intentes nunca harás el cachopo tan bien como lo hace tu señora madre, saludos.



sábado, abril 08, 2006

Los Corzos

Paseaba yo por la calle San Francisco cuando me encontré a una compañera de colegio a la cual no había visto desde aquellos años, me paré y intercambiamos una serie de tópicos-cómo estás, a qué te dedicas, hace la de dios...-cuando de repente escuché una chirriante voz -mamá ¿quien es este señor?- Entonces miré hacia abajo y vi a un diminuto ser y pregunté
- ¿y este guaje?
-Se llama Miguel y ya tiene 7 años
Me agaché para estar a su altura y le dije
-Miguel ¿que quieres ser de mayor?
-de mayor quiero ser cirujano del hospital monte Sinaí
Me quedé pasmado ante tal respuesta, levanté la cabeza para mirar a su madre en la que se dibujaba una sonrisa de satisfacción.
Unos días después paseaba yo por el monte para pasar la mañana soleada de sábado cuando de repente vi en un prao una vaca preciosa, acerqueme a ella con cautela cuando de repente vi que a su vera había un ternerín.
Me agaché y le pregunté al ternero
-Tu de mayor ¿que quieres ser?
-Yo de mayor quiero ser cachopo de los corzos.
Me quedé pasmado ante tal respuesta, levanté la cabeza para mirar a su madre en la que se dibujaba una sonrisa de satisfacción.
Habíamos sobrevivido al fin de semana loco en madrid y habíamos prometido una cachopada como despedida de uno de los integrantes de la espedición que volvía a su prisión en las islas canarias.
El día elegido fué el jueves que es un gran día para hacer estos eventos pues te desestresa de todo lo pasado a lo largo de la semana. A parte de los expedicionarios vinieron, Perico, mi hermano y el Diego al que casi tuvimos que obligar a ir, a mi hermano no.
Como éramos bastantes tuvimos que ir en dos coches pues Los Corzos está a las afueras de Oviedo. Recomiendo que si haceis una cachopada allí lleveis los menos coches posibles pues hay poco sitio para aparcar.
Al final siete personas, Alberto , Perico, Diego, Mariano, Victor, Iván y yo, todos preparados para la fartura aunque algunos no sabían bien lo que se avecinaba.
Llegó el camarero y dije(yo presidía la mesa) -unos criollos pa picar mientras nos haces siete cachopos. ¿Hay carne suficiente?- me respondio que claro y pasamos a pedir la bebida, yo cerveza. Diego parecía poco decidido por el cachopo y casi se hecha atras pero luego recapacitó y aceptó su destino. Cachopo para todos.
Los criollos volaron (en Los Corzos tienen parrilla y cocinan muy bien en ella) y expectantes esperamos el desfile de carnes. Empezaron a traer platos, esto es como una lotería, aunque todos los cachopos tienen un volumen aceptable los hay que se salen de la media. Tocome uno de gran calibre, siempre he tenido suerte, y mientras empezaba a cortar me fijé que alguno miraba al suyo con cara de asombro. Destacar el cachopo de Victor que se componía de dos filetes de gran espesor y un tamaño que el clasifico de "pequeño para cuatro", el de Diego era al cotrario de tamaño similar pero de filetes delgados, lo que es de agradecer pues son mas fáciles de digerir. Los demás eran estándar, todos ellos con su pimiento y patatas. La carne tierna el relleno justo sin escederse ni en queso ni en jamón, una pasada.



Lugar: Los Corzos
Puntuación: 7,5









El de la foto es el mío, fijense en la moneda de euro situada a la derecha en el plato y tómenla como referencia, en mi cachopo entraban muchas de esas monedas, ¿no creen?.
No he conseguido un plano de la situación de Los Corzos o sea que les voy a dar una pequeña explicación. Llamen a un taxi...es broma aunque suele funcionar, salgan de Oviedo en dirección al cementerio, se encontrarán un desvío a la derecha que pone La Manjoya, tómenlo, sigan unos cientos de metros y verán una entrada a la izquierda que pone Los Corzos,síganla y a fartucase.